En un remolino de emociones, los Pumas impusieron momentos de buen juego y una entrega a la altura de su renombre para sortear el complicado compromiso en el que los metió Japón. Así, sacaron la cabeza para cumplir con su primer objetivo de estar en los cuartos de final del Mundial de rugby. No fue la actuación más prolija ni pulcra, pero aparecieron la garra y muchas individuales al tope de su rendimiento para quedarse con la victoria por 39-27.

En un estadio de Nantes donde argentinos y japoneses se repartieron por igual entre los 33.000 asistentes, el fervor de los hinchas de celeste y blanco, empujados por las ganas irrenunciables del equipo aún cuando no salían las cosas, conformaron uno de los espectáculos más emotivos de esta Copa del Mundo. Cuando el conjunto -este domingo vestido de granadero- transmite desde adentro es otra cosa. Allí, aun con errores, estuvo la clave.

Una actuación consagratoria de Mateo Carreras guio a los Pumas al éxito por doce puntos de diferencia, que lo deposita en cuartos de final, donde el sábado se enfrentará a Gales en Marsella. El wing tucumano no sólo apoyó tres de los cinco tries de los argentinos, todos con su sello eléctrico, sino que también fue una máquina de tacklear. Detrás de él, una cantidad importante de notas altas: Marcos Kremer con su tackles ofensivos, Guido Petti Pagadizábal robando tres line-outs y asegurando cada salida, Santiago Chocobares tumbando tackleadores y ganando metros con cada embestida, Juan Cruz Mallía seguro en las alturas y gestando contraataques, Julián Montoya tackleando y pescando pelotas; Juan Martín González fajándose en ataque y defensa.

Los Pumas continuaron, como en los tres partidos anteriores, con cierta inconsistencia. Volvieron a cometer muchas pérdidas de pelota no forzadas en el contacto, no recibieron bien las salidas y no salieron de su campo con prolijidad. Tampoco marcaron bien en las puntas, la mayor amenaza de los japoneses. No obstante, cuando lograron generar inercia en ataque, algo que ocurrió con asiduidad gracias a que los forwards se impusieron en el contacto, tuvieron capacidad de definición con los tres cuartos. Se animaron a jugar y tuvieron recompensa.

El partido empezó con una tremenda embestida de Chocobares, que en una jugada que siguió a un line-out y un maul que avanzó varios metros quebró un tackle, esquivó dos rivales y aterrizó abajo de los palos. Pero los Pumas no pudieron capitalizar ese impacto. Si bien intentaron jugar, un par de pérdidas por errores propios le quitaron el ímpetu. Tampoco haber evitado un try con una buena defensa de espaldas al in-goal.

A los 15 minutos, tras recuperar una pelota e intentar contraatacar, Juan Cruz Mallía ejecutó mal un rastrón y la contra manejada por los forwards terminó con el gigante segunda línea Amato Fakatava tirando un sombrero y, ante el mal cierre de Santiago Carreras, recuperando la pelota y llegando al try.

Allí sobrevino un momento de desconcierto que duró varios minutos que no se cortó con el tackle alto de Pieter Labuschagné sobre Thomas Gallo, que le costó la amarilla. En la misma acción, Pablo Matera se torció la rodilla y dejó la cancha lesionado. Lo reemplazó un segunda línea y Guido Petti pasó de ala (mal armado el banco y mal hecho el cambio). Boffelli erró el penal y Japón volvió a ponerse en ataque, pero Kremer le tapó un intento de drop al apertura y a partir de allí se gestó el segundo try: Mallía tomó una carga por los aires y gestó el contraataque que continuó bien Gonzalo Bertranou y capitalizó con un try Mateo Carreras. Un penal conseguido luego de que Petti robó su segundo line-out de la tarde le dio la chance a Boffelli de estirar la diferencia ocho (15-7).

La última del primer tiempo fue para Japón, que luego de algunas fases encontró espacio por la punta, entre la potencia de Fifita y el error defensivo de Boffelli y Mallía le dio el try al medio-scrum para irse al descanso uno abajo (14-13).

La montaña rusa emocional siguió en el segundo tiempo, siempre con los Pumas al frente en el marcador. A un try de Mateo Carreras al inicio después de un gran maul le siguieron un penal de Matsuda y un drop de Lemeki, y al try de Boffelli, tras una buena jugada directa de un scrum en ataque, otro try por la punta, esta vez apoyado por Naikabula.

La acción siguiente fue la clave del partido: Japón salió mal de su propio campo y los Pumas iniciaron un ataque veloz y continuado que terminó con una tremenda definición, cuando no, de Mateo Carreras. A 11 minutos del final, los Pumas sacaban algo de aire (36-27) y, si bien no lograron controlar el partido, sí se impusieron con la defensa. El penal de Nicolás Sánchez a seis del final marcó distancias definitivas y selló el pase a Marsella.

Habiéndose sacado la mochila de cumplir el primer objetivo tras una primera fase que se hizo cuesta arriba después del desconcertante debut ante Inglaterra, vale esperar que los Pumas terminen de soltarse. Lo hecho en Nantes es un gran salto en esa dirección, todavía con muchas cosas por mejorar. En cuartos de final espera Gales, un equipo sólido pero que tiene muchos costados que se pueden explotar. Los Pumas están en condiciones de hacerlo. Por ahora, cuenta -y mucho- festejar con su público.

Fuente La Nación