El narcotráfico hizo metástasis en Ecuador. El país está hoy hundido en el caos y la violencia. El presidente Daniel Noboa les declaró la guerra a los grupos criminales tras una impresionante muestra de poder delictivo que incluyó el asalto a un canal de TV, tiroteos, atentados, saqueos, la fuga de dos “capos” narcos y una ola de motines en distintas cárceles dominadas por bandas mafiosas.
“Parece que vendrá un escalamiento de la violencia”, resumió el experto en seguridad y coordinador del Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado, Renato Rivera.
Su visión es compartida por la mayoría de la población. Noboa decretó el martes el estado de conflicto armado interno a nivel nacional y ordenó a las fuerzas militares neutralizar a 22 grupos del crimen organizado transnacional calificados como “organizaciones terroristas y actores no estatales beligerantes”. Se trata de una declaración formal de guerra al poder narco que convirtió al Ecuador en el país más violento de la región.
“Las Fuerzas Armadas están facultadas a usar la fuerza y su arsenal ante estas organizaciones”, afirmó el especialista.
Ecuador llegó a un límite de violencia narco
Noboa asumió el gobierno el 23 de noviembre pasado tras la renuncia de Guillermo Lasso. Su gestión será corta: completará el mandato de su predecesor hasta mayo de 2025.
El poder de fuego narco le explotó en la cara. Primero fue la fuga de dos poderosos capos narcos. Luego, la crisis siguió con una ola de secuestros de policías, motines en varias cárceles, atentados con coches bomba, tiroteos y hasta la violenta toma del canal TC Televisión, de Guayaquil, uno de los bastiones del narcotráfico. Las imágenes del asalto recorrieron al mundo.
“Esto colmó todo y el vaso se derramó. Ahora, el gobierno, el presidente, la policía y las Fuerzas Armadas deben asumir por fin el control del país. Hasta hoy solo se vieron acciones aisladas, sin estrategia. Se tocó fondo. Corresponde tomar las decisiones más adecuadas. La delincuencia actúa de manera impune. En las cárceles mandan los delincuentes, en las calles mandan los sicarios y en el gobierno no hay nadie quien mande. Ojalá que este sea el inicio de una nueva etapa que garantice la seguridad del Ecuador”, dijo el periodista y escritor Orlando Pérez, exdirector del diario El Telégrafo.
Los grupos narcos dominan el país desde las cárceles. Son los amos y señores del sistema penitenciario. Desde allí, organizan el tráfico de drogas hacia los Estados Unidos, ordenan asesinatos de rivales y matanzas. Hay actualmente dos guerras paralelas: las del Estado contra estos grupos criminales y un conflicto sangriento entre las distintas bandas por el control del negocio. Los muertos se cuentan por miles.
En pocos años, el país pasó de seis crímenes por cada 100.000 habitantes al año a casi 40. Ecuador se convirtió en el país más violento de la región. Pasó a ser la Colombia de los años 90, cuando los carteles de Cali y Medellín dominaban el país con terror y violencia.
“Hay miedo, mucho miedo. Zozobra. Hubo saqueos en algunas partes de Quito y Guayaquil”, contó Pérez. “Noboa recibió un país muy desarticulado. No tiene el equipo político y técnico adecuado para enfrentar esta situación. Esto lo va a obligar a buscar apoyo o repetir la incertidumbre, el acoso y el hostigamiento de los grupos narcos que vivió Lasso”, apuntó.