Al menos nueve personas murieron y más de 2800, incluidos miembros del grupo terrorista libanés Hezbollah, médicos y el embajador iraní en Líbano, Mojtaba Amani, resultaron gravemente heridas este martes cuando los pagers (equipos buscapersonas también conocidos como beepers) que utilizaban para comunicarse explotaron, en un ataque que el Líbano atribuye a Israel.
Las explosiones ocurrieron en múltiples ubicaciones del Líbano y Siria, y generaron pánico y caos mientras las autoridades locales y hospitales luchaban por atender a los heridos y solicitaban donaciones de sangre, en lo que se considera la mayor falla de seguridad contra el grupo en casi un año de conflicto con Israel.
Según el Ministerio de Salud del Líbano, nueve personas, entre ellas una niña, murieron en las explosiones y de las que resultaron heridas, 200 de ellas están en estado crítico.
Según Hezbollah, tres miembros del grupo, incluido el hijo del parlamentario libanés Ali Ammar, murieron en una de las explosiones, y una niña de nueve años, Fatima Jaafar Abdullah, perdió la vida cuando un dispositivo explotó en la casa de sus padres en el pueblo de Saraain.
Por su parte, el primer ministro libanés, Ziad Makary, condenó lo que calificó como “agresión criminal israelí”, describiéndolas como “una grave violación de la soberanía libanesa”. Los dispositivos que estallaron eran pagers, también conocidos como buscapersonas, localizadores o beepers, una tecnología considerada por el resto del mundo obsoleta, pero que el grupo terrorista utiliza día a día.
Funcionan mediante radiofrecuencia y pueden recibir mensajes sin depender de las redes de telefonía móvil, lo que los hace menos propensos a ser interceptados en situaciones de alta seguridad.
La portavoz de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Stéphane Dujarric, dijo que evolución de los acontecimientos en Líbano es “extremadamente preocupante”, sobre todo teniendo en cuenta el contexto “extremadamente volátil” en el que ocurre tras el estallido de la guerra en Gaza.