La presión ejercida sobre Joe Biden para que diera un paso al costado como candidato a la reelección por la presidencia de Estados Unidos finalmente derivó en que el demócrata decidiera retirar su postulación de cara a las elecciones generales del 5 de noviembre.
Al abandonar su candidatura, Biden dejó el camino libre para que la actual vicepresidenta Kamala Harris encabece la lista, lo que la llevaría a convertirse en la primera mujer negra en pelear por la presidencia en la historia del país norteamericano.
Lo que queda por delante ahora es la definición del Comité Nacional Demócrata, que deberá celebrar una reunión de emergencia en la que su comité de normas y reglamento establecerá el proceso para efectuar el reemplazo.
Tanto legisladores como funcionarios del propio Partido Demócrata y donantes de la campaña venían reclamando que el presidente, de 81 años, desistiera de su candidatura.
“Ha sido el mayor honor de mi vida ser su Presidente. Y si bien mi intención ha sido buscar la reelección, creo que lo mejor para mi partido y para el país es que me retire y me concentre únicamente en cumplir mis deberes como presidente durante el resto de mi mandato”, señaló el jefe de Estado –que gobernará hasta el 20 de enero del 2025– en un comunicado difundido este domingo en sus redes sociales.
Además, Biden manifestó su apoyo a Harris en otro tuit. “Mi primera decisión como candidato del partido en 2020 fue elegir a Kamala Harris como mi vicepresidenta. Y ha sido la mejor decisión que he tomado. Hoy quiero ofrecer todo mi apoyo y respaldo para que Kamala sea la candidata de nuestro partido este año”, escribió el mandatario, y cerró; “Demócratas: es hora de unirse y vencer a Trump. Hagámoslo”.
A casi tres meses y medio de las elecciones, el Partido Demócrata debe ahora definir quién competirá con el republicano Donald Trump por la presidencia.
La debacle de la imagen de Biden se desató a partir de su desastrosa participación en el primer debate presidencial, que se desarrolló el 27 de junio.
Y aunque el mandatario finalmente decidió renunciar, en sus últimas apariciones seguía sosteniendo que sólo reconsideraría su candidatura presidencial si un diagnóstico médico grave ponía en riesgo su salud.
De esta manera, el demócrata se sumó a la lista de presidentes estadounidenses salientes que tiraron la toalla en su intento por conseguir un segundo mandato. Aunque es el primero en hacerlo a estas alturas de la campaña.
En el pasado, los presidentes Harry Truman (1952) y Lyndon B. Johnson (1968), ambos demócratas, habían decidido no presentarse a la reelección en marzo del año en que se celebraba la votación.
Noticias relacionadas