Más de cuatro millones de alemanes consumen regularmente marihuana. Desde este lunes 1° de abril, les está permitido fumarla en espacios públicos pero siempre a más de 100 metros de distancia de lugares donde se muevan menores de edad.
Algunos partidarios de la legalización se manifestaron y fumaron sus primeros porros legales, pasada la medianoche, para saludar una reforma que llevaban mucho tiempo esperando.
De ahora en adelante, un adulto podrá comprar a diario 25 gramos, poseer 50 gramos de marihuana en su casa, donde también podrán cultivar hasta tres plantas. Se espera que en julio comiencen a funcionar los clubes de cannabis, donde 500 miembros registrados podrán intercambiar su producción.
La ley copia mucho del experimento que inició Uruguay hace 11 años y que los expertos del gobierno alemán consideran exitoso.
Algunos gobiernos de los estados conservadores del sur de Alemania sin embargo ya anunciaron que usarán al máximo las restricciones que permite la ley. “Será un caos”, vaticinó apocalípticamente el presidente de la Democracia Cristiana Friedrich Merz.
Las reglas son numerosas y aún no todo está claro. Por tanto, los controles pueden ser complicados. Por el momento sólo los comerciantes pueden suministrar cannabis recreativo hasta que empiecen a funcionar los clubes.
Los jóvenes de 18 a 21 años sólo tienen derecho a un cannabis ligero. La policía tendrá que controlar teóricamente su consumo. Además, las pruebas para conductores no están disponibles.
En el resto de Europa
El uso recreativo del cannabis está prohibido en la gran mayoría de los países de Europa. Con su nueva legislación, Alemania se suma a Malta (2021) y a Luxemburgo (2023), que aplican un marco muy estricto sobre la cantidad de producto que se puede tener en casa.
También hay países que han despenalizado el cannabis recreativo como Holanda, España o Portugal. La diferencia es sutil, pero significa que los consumidores no pueden procesados.
En España existen clubes de consumidores tolerados por las autoridades. Lo mismo ocurre con los famosos “coffee shops” holandeses. Contrariamente a lo que podría pensarse, la venta al por menor de cannabis está tolerada, pero su producción y su distribución son ilegales.
En el resto de la Unión Europea, está prohibido poseer cannabis para uso recreativo. Las penas impuestas varían mucho: van desde una multa de 280 euros en Letonia hasta un máximo de ocho años de prisión en Chipre.