El candidato a la presidencia de Paraguay por el gobernante Partido Colorado, Santiago Peña, se convirtió este domingo en mandatario electo con una ventaja indescontable de más de 15 puntos sobre el opositor Efraín Alegre, escrutado oficialmente el 81% de los votos.
Peña conseguía un cómodo 43,55% de los votos sobre el 27,61% de Alegre, cuando se contaban por la noche el 81,75% de los sufragios.
Según el Sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP), el tercer lugar es para el aspirante de Cruzada Nacional, Paraguayo Cubas, que suma un 22,10%, resultado con el que este legislador derechista y antisistema no alcanza el objetivo de terciar en la disputa pero que marca que reunió buena parte del voto opositor.
Los otros nueve candidatos, entre quienes está el exarquero de la selección paraguaya de fútbol José Luis Chilavert rondan el 1%.
La justicia electoral estimó la participación de electores en 62% sobre un total de 4,8 millones de empadronados en una población de 7,5 millones de habitantes.
Peña sucederá el 15 de agosto al presidente Mario Abdo Benítez.
El partido Colorado ha gobernado Paraguay casi sin interrupción durante los últimos 70 años.
La única excepción en su hegemonía ocurrió durante el gobierno del centroizquierdista Fernando Lugo (2008-12), quien fue destituido por el Congreso en un juicio político un año antes del fin de su mandato.
Jornada con algunos incidentes
A las 16 hora local (las 17 en la Argentina) cerraron las elecciones presidenciales en Paraguay, si bien en la mayoría de los locales la actividad se mantenía para permitir que puedan votar aquellos ciudadanos que se encontraban dentro de los locales antes de esta hora.
Sobre el cierre del horario se verificaba una amplia cantidad de votantes en muchos locales de todo el país, en consonancia con la alta participación ciudadana que hubo durante toda la jornada.
En esta elección a vuelta única, la modalidad del voto electrónico provocó demoras en el proceso ya que muchos ciudadanos debieron primero hacer una suerte de instructivo previo para luego manipular las urnas electrónicas.
La jornada comenzó a las 7 con algunos incidentes menores en una escuela de Asunción y de mayor tensión en la ciudad de Sapucai, a unos 90 kilómetros de la capital, por discusiones entre autoridades partidarias sobre si las urnas electrónicas debían colocarse dentro de las aulas o afuera.
Imágenes de televisión mostraron escenas de pugilato entre militantes oficialistas y opositores que dejaron al menos a un fiscal colorado herido y tres detenidos, mientras por orden de las autoridades nacionales electorales se resolvió dejar las máquinas fuera de las aulas, para que todos pudieron ver la actividad del votante, sin que por ello se pudiera conocer su decisión.
Otro elemento de preocupación lo presentó Alegre cuando fue a votar en la ciudad de Lambaré, vecina a Asunción, ya que denunció que fiscales de su alianza Concertación fueron “secuestrados a punta de pistola” por narcotraficantes en el Departamento de Canindeyú, limítrofe con Brasil.
No hubo respuesta oficial sobre la denuncia de Alegre, quien reclamó la intervención inmediata de las fuerzas de seguridad del Estado en esa zona, donde actúan con cierta facilidad las organizaciones del crimen organizado “que buscan el continuismo”, en referencia al gobierno colorado.
El nuevo presidente
Peña es un hombre de 44 años, considerado como un tecnócrata de poca experiencia política: su antecedente principal es haber sido ministro de Economía en el gobierno de Horacio Cartes (2013-2018), su actual padrino para esta elección.
Cartes, un polémico personaje sancionado por Estados Unidos por corrupción, pero que mantiene cierta respuesta positiva en la ciudadanía, asegura que en su gobierno hubo una bonanza económica y distribución de riqueza mayor a la que se vivió durante la presidencia de Mario Abdo Benítez, su tenaz opositor en la interna colorada.
Por eso, también podría jugarse el destino político de Cartes, un empresario que viene del mundo del fútbol como presidente del Club Libertad y se terminó convirtiendo en el principal “jefe” colorado -pese a que en realidad se afilió en 2009 cuando tenía 54 años-, para poder presentarse como candidato.
Mientras tanto, Peña intentó llegar a las elecciones haciendo un difícil equilibrio que le permitiera recibir los votos que convoca Cartes, pero tomando distancia de las distintas causas judiciales que tiene el expresidente.
Incluso en los últimos días, ante la insistencia de las preguntas periodísticas, tuvo que admitir que, en caso de asumir la presidencia el 15 de agosto actuará “en apoyo de la ley” ante un pedido de extradición de Estados Unidos para juzgar a su padrino político.
En cuanto a su plan de gobierno, anticipó una dura lucha para controlar la inflación y prometió la creación de 500.000 nuevos empleos en el período de cinco años, mediante el impulso de políticas públicas que incentiven y potencien los atractivos del país para que tanto los inversionistas extranjeros como los nacionales puedan ver en Paraguay una oportunidad de negocios.
También se propone ayudar a las pequeñas y medianas empresas a llegar a la formalización y adquirir préstamos blandos.