“Saben que el deber del cónclave es darle un obispo a Roma. Parece que mis hermanos cardenales fueron a buscarlo casi al fin del mundo”, dijo el flamante Papa Francisco en la noche romana del 13 de marzo de 2013. Jorge Bergoglio, el cardenal primado y arzobispo de Buenos Aires se convirtió en el sucesor de Benedicto XVI en el trono de San Pedro. El Papa argentino.

“Nos vemos a la vuelta”

El Cardenal Bergoglio pudo ser Papa en el cónclave de 2005. Estuvo segundo en la primera votación, detrás de Joseph Ratzinger, pero dio un paso al costado para no bloquear una elección clave para la Iglesia de Roma: reemplazar a una figura como Juan Pablo II, tras su pontificado de 27 años.
Esta vez todo sería diferente. Partió de Buenos Aires el 26 de febrero de 2013 para participar del cónclave en la Capilla Sixtina para elegir al nuevo Papa.

“Nos vemos a la vuelta”, le dijo a Alejandro Russo, rector de la Catedral metropolitana. Pero Dios demostró tener otro plan para el cardenal argentino. Y nunca regresó a nuestro país. Hasta el día de hoy y ya pasaron 10 años.

“Habemus Papam”

En esa charla final en Buenos Aires, Russo le pidió que recordara que toda la arquidiócesis de la ciudad estaría rezando por él cuando el colegio cardenalicio llegara a pronunciar “emimentissimo Bergolio, 77 y estalle un aplauso” (el número clave para alcanzar los dos tercios en la votación papal) .

-¡Terminala con eso, gordo!” , fue la risueña despedida del cardenal Bergoglio en su camino a ser el Papa Francisco.

El cardenal argentino tenía ya 76 años. A los 75 había renunciado a la sede del arzobispado de Buenos aires y esperaba la designación de su sucesor. Pero todo cambiaría en Roma.

El cónclave tenía una característica inusual a los demás. El papa estaba vivo. Benedicto XVI anunció el 11 de febrero de 2013 que ya no “tenía las fuerzas necesarias” para seguir en la conducción de la Iglesia Católica Apostólica Romana.

Renunciaba a esa dignidad y por lo tanto, la reunión de los 115 cardenales en la Capilla Sixtina debía nombrar a su sucesor.

La primera votación se dio el 12 de marzo, pero una “fumata nera” indicó a los fieles en San Pedro y al mundo que no había un resultado positivo.

Al día siguiente, en la 4 votación, quinta en total – una hubo que repetirla porque a un cardenal se le coló una papeleta en blanco detrás de otra con su voto – los aplausos preanunciados por Russo se cumplieron: monseñor Jorge Bergoglio fue elegido como Papa, el vicario de Cristo. Una “fumata bianca” dio al mundo la noticia. El cardenal argentino logró casi 90 votos sobre 115 posibles.

El cardenal Giovanni Battista Ré se acercó a él y le preguntó: “¿Cómo quieres ser llamado?”.

Bergoglio respondió: “Francisco”.

En ese nombre marcó toda una definición. San Francisco de Asís, el santo que en el siglo XII desafió a la opulencia de las jerarquía eclesiástica. Se caracterizó por su entrega a los pobres y la humildad y la vida austera.

Bergoglio fue el primer Papa en elegir ese nombre para su misión en la Iglesia Católica.

A las 19.06 hora romana (15.06 en la Argentina) el humo blanco de la chimenea de la capilla sixtina estuvo acompañada por una presencia inusual: una gaviota.

Finalmente, a las 20.12 ( 16.12 de la Argentina) se produjo el anuncio esperado. Seguramente, cualquier argentino debe recordar exactamente que hacía en ese momento.

Se abrieron las ventanas del balcón principal en la Basílica de San Pedro y el cardenal francés Jean Luis Tauran dijo:

“habemus Papam:Eminentissimum ac Reverendissimum Dominum,Dominum Georgium Marium Sanctae Romanae Ecclesiae Cardinalem Bergoglio, qui sibi nomen imposuit Franciscum”

A partir de ese momento, el Papa del fin del mundo iniciaba su pontificado que cumple una década.

Cambios en la Iglesia

Francisco eligió permanecer en su cuarto en la residencia de Santa Marta y no en lugar reservado como las estancias papales, en un primer mensaje de austeridad.

Ante los fieles que lo clamaban en esa noche romana del 13 de marzo de 2013– curiosamente ya no llovía cuando salió a dar su primer mensaje y bendición – invirtió la fórmula clásica.

“Quisiera dar la bendición, pero antes les pido un favor”, dijo el flamante Papa Francisco: “Antes que el obispo bendiga al pueblo les pido que ustedes recen para que el señor me bendiga”.

Luego cumplió con la bendición “urbi et orbe” ( a la ciudad y al mundo).

E hizo su pedido de toda la vida antes de decir “buenas noches y vayan a descansar”: “Recen por mí”.

Francisco comenzó su labor pastoral en la que buscó imponer cambios en la vida interna y la administración de la Iglesia. En muchos de esos cambios despertó y aun tiene que lidiar con muchas resistencias en su contra. Especialmente de sectores conservadores, sobre todo, en los Estados Unidos y dentro de un sector de las jerarquías en la propia Italia.

Pero como dijo en sus recientes entrevistas por cumplir una década como sumo pontífice: “No las tomo en serio o las ignoro, salvo cuando son realizadas al borde del cisma, eso es lo feo”.

Uno de sus temas centrales fue la de continuar con la lucha contra la pedofilia y los abusos sexuales dentro de la Iglesia, en donde muchas veces se ocultó o protegió a los responsables.

Pese a las controversias con su figura, Francisco pondera el camino abierto por Benedicto XVI y un duro informe que alentó sobre ese delito en el seno de la iglesia alemana, donde hubo al menos 497 víctimas de abuso durante décadas y al menos 235 presuntos perpetradores.

En su carta apostólica “Fidem servare” (Servir fielmente) dispuso que los delitos de naturaleza sexual dentro de la iglesia no prescribe y deben ser todos investigados, en un profundo cambio en la Congregación de la Doctrina de la Fe, dicasterio (organismo) que rige, controla y tutela los aspectos centrales de la doctrina vaticana.

También ha hecho muchos pronunciamientos en cuestiones de debate entre fieles en todo el mundo.

La situación en el seno de la Iglesia de las personas vueltas a casar y las cuestiones vinculadas a la homosexualidad y las elecciones personales de género. Al igual que con la posibilidad de quitar el celibato para los sacerdotes y hacerlo optativo, no ya un mandato.

Todas cuestiones en las que planteó un diferente concepto sobre la mirada tradicional de la Iglesia de Roma, pero sobre las que aún no tomó una postura definitiva. Tal vez a la espera de que sea un nuevo Concilio o cónclave de obispos sean quienes actualicen el cuerpo doctrinario de la fe católica.

Los viajes papales y sus misiones pastorales

En total, el Papa realizó 40 viajes pastorales. En una década visitó 69 países, algunos, como Cuba por ejemplo, en más de una oportunidad.

Los viajes del Papa Francisco en estos últimos diez años

Francisco hizo su primer viaje pastoral al Brasil del 22 de julio a 29 de julio de 2013. Fue un éxito mundial y su mensaje llegó a todo el mundo. El papa alternó su presencia en lugares como las favelas con la Catedral de Río de Janeiro para llevar su palabra de humildad y compromiso con todos lo sectores. En la Catedral Carioca tuvo un especial encuentro con los argentinos, que de a miles, viajaron hasta el Brasil.

En Chile – en 2017, cuando se frustró la etapa prevista para Uruguay y la Argentina, según sus recientes declaraciones – tuvo la dura experiencia de los reclamos por los abusos sexuales de los prelados y la “cobertura” de la que gozaron durante años. Allí comenzó a condenar y producir resoluciones de dureza contra ese tipo de delitos dentro de la Iglesia Católica.

Su último viaje pastoral fue a Sudán del sur, una de las naciones más pobres del mundo. Allí pidió que “se depongan las armas del odio y la venganza”, en un país asolado por años de una guerra civil, que lo sumió en una pobreza extrema.

La paz y la guerra entre Rusia y Ucrania

Cuando estuvo, Jordania, Palestina e Israel, en mayo de 2014, se estrechó en un abrazo con dos amigos que lo acompañaron desde la Argentina: el rabino Abraham Skorka y al líder religioso musulmán Ombar Abboud, como mensaje para la búsqueda de una paz definitiva para Medio Oriente.

Sin embargo, recibió muchas críticas por su demora en condenar a Rusia como iniciador de la guerra el 24 de febrero de 2022 al invadir Ucrania. Pedía por la paz y el sufrimiento de las víctimas pero no identificaba a la nación agresora. Finalmente, en junio habló de “Una agresión bélica cruel y sin sentido” por parte de Rusia. Tiene pendiente un viaje a ambas naciones pero no puede concretarla hasta que Vladimir Putin no lo acepte.

La Argentina, una cuenta pendiente

La elección de Jorge Bergoglio como Papa tiene una deuda inexplicable con la Argentina: no ha venido nunca a su país, ni en un viaje pastoral ni de vacaciones.

Para poner un solo ejemplo: Juan Pablo II realizó 9 viajes pastorales a Polonia. El primer Papa no italiano de la historia, fue por primera vez a su país 8 meses más tarde de ser elegido como el sucesor de Juan Pablo I.

Francisco sigue siendo el único Papa que no viajó como vicario de Cristo a su país.

La elección de Francisco tuvo un efecto arrastrado por la “grieta” en la clase política y la sociedad argentina. El gobierno kirchnerista – ya en el segundo mandato de Cristina Fernández- no lo tomó de buen grado en un primer momento. No eran buenas las relaciones de Néstor Kirchner (muerto en 2010) con el arzobispo de Buenos Aires.

Los Te Deum en las fechas patrias habían dejado de celebrarse en la capital del país. Incluso, al momento de su elección, no pocos artículos periodísticos hablaron falsamente sobre su acción como sacerdote durante la dictadura militar de 1976 a 1983.

Pero hubo un cambio notable y la propia presidenta argentina se reunió numerosas veces con Bergoglio ya como el Papa Francisco. Entre 2013 y 2015 Cristina Fernández de Kirchner visitó tres veces a Francisco en el Vaticano y viajó a Río de Janeiro. Numerosos funcionarios y dirigentes cercanos al gobierno viajaron a Roma para “conseguir la foto con el Papa”.

Sin embargo, la esperada visita del Papa argentino a su país no se produjo, pese a la “buena sintonía” que expresaba el gobierno de ese momento con él.

El cambio de gobierno en 2019 no hizo mejorar las cosas. Mauricio Macri y Bergoglio se distanciaron aún más de una relación definida como “lejana” que tenían cuando el dirigente político fue jefe de gobierno porteño.

La imagen más elocuente fue la cara de disgusto del Papa ante el presidente argentino en una visita al Vaticano que duró apenas 20 minutos el 27 de febrero de 2016. Lanzar el debate por legalizar el aborto marcó un punto de no retorno, pese a ser rechazado en esa oportunidad.

Ni las buenas relaciones de años del Papa con figuras como María Eugenia Vidal o Estaban Bullrich pudieron lograr un deshielo. Por supuesto, en esos cuatro años de la administración de cambiemos, el Papa no pisó la Argentina.

Con Alberto Fernández la relación pareció auspiciosa en un principio. En una visita que el flamante presidente hizo a la Santa Sede apenas dos meses después de haber asumido. La reunión duró más de una hora y los rostros eran distendidos.

Pero el debate y aprobación de la ley del aborto, en plena pandemia, cortaron la relación entre ambos jefes de estado, pese a la visita de la primera dama, Fabiola Yañez, que estuvo con Francisco en una reunión de la fundación Scholas ocurrentes.

Hace muy poco tiempo, dio un mensaje en el que se preguntaba: “La Argentina -en este momento, no hago política, leo los datos- tiene un nivel de inflación impresionante. En el año 55, cuando terminé mi escuela secundaria, el nivel de pobreza era 5%, hoy está en 52 por ciento. ¿Qué pasó? Mala administración, malas políticas ”.

En estos días previos, Francisco ratificó que su voluntad de un viaje a la Argentina “siempre está”.

A varios periodistas le repitió la “cuestión de agenda “ en el frustrado posible viaje para diciembre de 2017. Nuevamente, hizo notar que el Papa no hace viajes pastorales en años de elecciones para no ser utilizado políticamente. Lo que descarta este año 2023.

Según sus propias palabras, sigue esperando que “la coyuntura lo permita”. ¿Llegará alguna vez?

Fuente A24