Hoy es un día para celebrar la riqueza cultural que tenemos en la provincia. No dejes de visitar los monumentos que abundan en la ciudad y el interior tucumano.
Cada 18 de abril se celebra en todo el mundo el Día de los Monumentos y Sitios Históricos, con el fin de concientizar y dar a conocer a la humanidad la riqueza que existe en nuestro planeta en lo que respecta al patrimonio histórico, además de difundir el fomento a la conservación y la protección del rico acervo cultural.
Tucumán, la provincia más pequeña pero con una importancia crucial en la libertad del país, resguarda numerosas obras de un gran valor histórico, cultural, arquitectónico y arqueológico que se erigen en hitos de obligada visitación por parte de los propios ciudadanos y también de turistas.
No hace falta salir de la capital para encontrarse con el que es, sin dudas, el sitio más importante para todo argentino: el Museo Casa Histórica de la Independencia. El Salón de la Jura es el espacio original en el que los congresales de cada provincia, el 9 de julio de 1816, tomaron la decisión más trascendental para fundar el destino libre del país. El sitio, con sus características puertas azules, posee en sí mismo un aura especial cuando se pisan sus baldosas. Volver a recorrer este espacio es, además, una oportunidad para conocer su nueva muestra de vanguardia.
La casona tiene en uno de sus patios otro de los tesoros más preciados de nuestra historia: los Bajorrelieves de Lola Mora, uno alusivo al pueblo que se congregó frente al Cabildo de Buenos Aires el 25 de mayo de 1810, en lo que significó el Primer Gobierno Patrio, y el otro que representa el momento de la Jura de la Independencia. Este último encierra un hallazgo que aún hoy sigue siendo objeto de misterio: la presencia anacrónica de Julio Argentino Roca, figura central de la historia, quien nació 27 años después de la independencia. ¿Qué hace allí? Historiadores explican que el político apodado “El Zorro” fue un mecenas de la célebre escultora tucumana y que ella decidió rendirle un homenaje incluyéndolo en una de sus obras más icónicas.
Muy cerca del emblemático sitio se encuentra otro de los hitos que deben ser visitados en el Casco Histórico de la ciudad y que engalana la plaza central de la capital: la Estatua de la Libertad, otra de las joyas de Lola Mora. La obra está representada por el cuerpo de una mujer que rompe las cadenas y simboliza la libertad. A sus pies se halla una espada de puño retorcido que junto a grilletes rotos constituyen una alegoría de la independencia argentina. Sin embargo, la historia de este monumento también estuvo envuelta en controversias. Es que la decisión de instalar la escultura en el centro de la plaza se consideró ofensiva ya que significaba desplazar la estatua del prócer Manuel Belgrano que se encontraba allí, sumado a la problemática que despertaba la orientación de la obra. Más allá de estos pormenores, el 24 de septiembre de 1904 el monumento se inauguró con la presencia de vecinos de la ciudad.
Si nos dirigimos hacia el cerro por avenida Mate de Luna, en la zona del Parque Avellaneda nos encontraremos con uno de los monumentos más recientes de San Miguel de Tucumán, el que celebra el Bicentenario de la Independencia Argentina, inaugurado en 2016. La imponente obra consiste en dos columnas de hormigón de más de veinte metros de altura que representan las franjas celestes de nuestra bandera. Asimismo, otras dos estructuras de acero simbolizan las cadenas rotas en honor a la libertad obtenida. Sin embargo, una de las curiosidades que encierra este monumento es que a sus pies se encuentra enterrada una “cápsula del tiempo”, que resguarda un libro firmado por miles de tucumanos y que será descubierta en el marco de los festejos del Tricentenario. ¿Lo sabías? Por las noches, una iluminación azulada le brinda un brillo muy especial a la obra, que ya se convirtió en un punto icónico y fotográfico de la ciudad.
Finalmente, es necesario destacar dos obras monumentales que se erigen en dos paisajes paradisíacos de la provincia: San Javier y la ruta que se dirige al Valle Calchaquí. La primera de ellas es el Cristo Bendicente, que resalta en las alturas del cerro con sus 28 metros y que se distingue de otros Cristos del mundo por su brazo derecho que se eleva en signo de bendición. La imagen fue ejecutada por el célebre artista Juan Carlos Iramain y se inauguró en 1942. A los pies del Cristo descansan los restos del propio escultor, en tanto que en la base del monumento está inscripta la frase “Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad”. En la actualidad, la obra es la protagonista del show de mapping “Cristo resplandeciente”.
Por otro lado, en una de las 1.294 curvas de la famosa ruta provincial 307 nos toparemos con un hito que, al mismo tiempo, funciona como un mirador natural de la cautivante selva tucumana. Se trata del Monumento al Indio, también conocido como “Chasqui”, que significa “mensajero” en quechua. Esta obra realizada por Enrique Prat Gay mide 6 metros y se emplaza a una altitud de 1.100 metros dentro de la Reserva Provincial Los Sosa. Sin dudas, sacarse una foto con este increíble escenario es una actividad obligada en el camino al Valle Calchaquí.
De yapa, te contamos que en Tucumán existe un Lugar Histórico Nacional. ¿Sabías que en el kilómetro 6 de la ruta 317, a solo 34 kilómetros de la capital, se encuentra el sitio donde el General José de San Martín descansó antes de acometer la liberación de Argentina, Chile y Perú? Se trata del Museo Sanmartiniano, un antiguo solar ubicado en Burruyacú donde se puede apreciar una réplica del Sable Corvo original utilizado por el Padre de la Patria en las batallas de la Independencia e incluso observar el algarrobo histórico, a cuya sombra el prócer trazó los planes para el cruce de los Andes.
Ya no tenés excusas. Aprovechá este día para salir a recorrer tu ciudad y, al mismo tiempo, conocer todo su acervo cultural.