El Arzobispado tucumano emitió una advertencia en relación a las consecuencias canónicas y espirituales que enfrentará el sacerdote Daniel Molina, quien ha tomado la decisión de abandonar la institución católica para unirse a la Iglesia Vetero Católica Apostólica No Romana. Esta advertencia también se extiende a aquellos fieles que decidan seguir los pasos de Molina y unirse a la mencionada organización.

La decisión del sacerdote Molina de abandonar la Iglesia Católica ha sido recibida con asombro y preocupación dentro de la comunidad religiosa. El religioso, quien actualmente enfrenta acusaciones de abuso sexual presentadas en su contra, había sido suspendido de sus funciones sacerdotales por un período de 10 años como respuesta a estas graves denuncias.

El anuncio de la incorporación de Molina a la Iglesia Vetero Católica Apostólica No Romana ha elevado la tensión en esta controversia. La Iglesia ha dejado en claro que considera este acto como una acción grave y contraria a los principios fundamentales de la fe católica. La advertencia emitida por la institución subraya que aquellos que sigan a Molina en esta decisión podrían enfrentar también consecuencias canónicas y espirituales.

Las acusaciones de abuso sexual que pesan sobre Molina han sacudido a la comunidad religiosa local y han llevado a una profunda reflexión sobre la importancia de abordar adecuadamente estos problemas. La decisión del sacerdote de unirse a una organización diferente en lugar de enfrentar las acusaciones dentro de su propia institución ha generado cuestionamientos adicionales sobre sus motivaciones y la validez de su elección.

“Los obispos de Tucumán, como padres y pastores del Pueblo de Dios, nos vemos obligados de advertir a todos los fieles sobre la gravedad y consecuencia espiritual de los actos que rompen la comunión con la Iglesia”. Ciertamente, Molina fue exhortado de diversas maneras a no lastimar a la Madre Iglesia con un cisma. Su última respuesta fue que se trataba de una decisión indeclinable. Dicha decisión hace al padre Daniel incurrir en el delito de cisma, lo que significa ruptura de la comunión con la Iglesia y él mismo se aplica la excomunión. Del mismo modo, todos los fieles que acompañen la decisión de dicho sacerdote incurren en el mismo delito, rompiendo la comunión eclesial”.

“No obstante, esta dolorosa situación puede sanarse con un humilde y publico acto de retractación que restituya la comunión dañada y los reincorpore a la Iglesia que siempre los estará esperando. La censura eclesiástica no es una condena irrevocable sino que es un doloroso llamado de una Madre a volver a la paz de la comunión, que está por encima de cualquier cosa. Por eso, como pastores preocupados del bien espiritual de los fieles, queremos exhortar, a toda la feligresía, a que no lastimen más el cuerpo de la Iglesia con el escándalo de un cisma”, expresó el comunicado.