El eco del robo todavía resonaba en las calles del microcentro cuando el gobernador Osvaldo Jaldo enfrentó los micrófonos. La escena del crimen, una joyería ubicada en calle Córdoba al 500, había sido vulnerada en la madrugada del domingo, dejando un manto de preocupación entre comerciantes y vecinos.
Este martes, en conferencia de prensa, Jaldo trajo respuestas: “El delincuente que asaltó la joyería ya está preso. Estamos haciendo allanamientos para la recuperación de los elementos y los ponemos a disposición de la Justicia”, afirmó con determinación.
No era un anuncio aislado. Un día antes, en su despacho de la Casa de Gobierno, había mantenido una reunión clave con el ministro de Seguridad, Eugenio Agüero Gamboa, y las máximas autoridades de la Policía de Tucumán, Joaquín Girvau y Roque Yñigo. La intención era clara: dar con el responsable y evitar que hechos similares sigan ocurriendo.
El mandatario también se refirió a la seguridad en términos más amplios: “Estamos reforzando la seguridad en el centro y en distintos barrios de la Capital y en el interior de la provincia”, aseguró. Sus palabras parecían dirigidas no solo a la prensa, sino a cada ciudadano que, a diario, enfrenta la incertidumbre de la inseguridad.
En un mensaje que pareció admitir las dificultades que enfrenta su gestión, Jaldo concluyó: “Este es un Gobierno que escucha, reconoce los errores y está dispuesto a corregirlos”. La frase, más allá de lo institucional, parecía un compromiso con quienes esperan respuestas y soluciones concretas en un contexto donde la seguridad sigue siendo una demanda urgente.