San Roque es un santo muy venerado en todo el mundo, especialmente conocido por los numerosos favores que ha concedido durante épocas de enfermedades y peste. Nació en Montpellier, Francia, alrededor del año 1300. Quedó huérfano a una edad temprana, y en lugar de disfrutar de la herencia que recibió, decidió vender todo para ayudar a los pobres. Dedicó su vida a peregrinar, llegando a Roma, donde aprendió medicina y se dedicó a curar a personas infectadas de peste en diferentes ciudades de Italia.
Una de las historias más populares asociadas con San Roque es la del perro que lo acompañó durante su peregrinación. Según la leyenda, este fiel animal le llevaba comida todos los días mientras San Roque se encontraba en un bosque, debilitado por la peste. Eventualmente, el perro lo salvó al llevarlo a su dueño, quien curó a San Roque y se convirtió en su discípulo. Algunas versiones de la historia sugieren que fue el propio perro quien lo curó al lamer sus heridas.