En un día marcado por la devoción y la esperanza, miles de tumanos se congregaron en la iglesia de San Cayetano para agradecer y pedir por trabajo y sustento. La festividad, celebrada cada 7 de agosto, adquiere un significado especial en el contexto económico actual de la Argentina, donde el desempleo ha superado a la inflación y la inseguridad como la principal preocupación de la población.

Desde temprano, los fieles comenzaron a llegar al santuario, formando largas filas a pesar del frío. La misa central, presidida por Monseñor Carlos Sánchez, arzobispo de la provincia, destacó la importancia del esfuerzo y la solidaridad en tiempos difíciles. “Recemos por aquellos que no tienen trabajo, que han perdido el pan en su mesa. Es momento de multiplicar, de asistir, de compartir”, exhortó su homilía.

Tras la misa, se llevó a cabo una procesión que recorrió las calles cercanas, con devotos rezando y expresando sus súplicas. En sus testimonios, muchos asistentes compartieron sus historias de lucha y agradecimiento. “Venimos todos los años a pedir por el trabajo de mi hijo y de mi esposo, y para que nunca nos falte el pan en el hogar”, contó María, una de las fieles presentes.

La festividad de San Cayetano, en este contexto crítico, no solo refleja las preocupaciones de miles de personas, sino también su esperanza y fe en tiempos de adversidad. La concurrencia masiva y las plegarias fervorosas muestran que, a pesar de las dificultades, la devoción y la comunidad siguen siendo pilares fundamentales para muchos argentinos.