En una jornada cargada de tensión y expectativa, el tribunal a cargo del juicio contra Rodolfo Burgos lo halló culpable del delito de violación agravada contra su hija menor y lo condenó a cinco años de prisión. Sin embargo, al no dictarse prisión preventiva, Burgos continuará en libertad hasta que el fallo quede firme.

La audiencia, que se extendió durante toda la mañana, incluyó los alegatos de la Fiscalía y la Defensa antes de llegar al veredicto final. Mientras tanto, la abogada Marina Morris, madre de la víctima y denunciante, expresó su profundo descontento con la sentencia y con el proceso judicial que, según ella, estuvo plagado de irregularidades.

“Cinco años de condena para él, pero cinco años de espera y sufrimiento para nosotras”, declaró Morris visiblemente afectada. En sus declaraciones, calificó el proceso como una “carnicería judicial” y apuntó contra funcionarios del fuero penal y de familia, a quienes acusó de facilitar la dilación del caso.

Además, cuestionó la actuación de la jueza Isabel Méndez, acusándola de no aplicar las normativas vigentes que protegen a niños y niñas en casos de abuso. “Se invocan derechos y convenciones internacionales, pero en la práctica mi hija sigue siendo revictimizada. Es un sistema que protege más al abusador que a las víctimas”, sentenció.

Por su parte, la Defensa de Burgos adelantó que apelará la decisión en segunda instancia, lo que promete alargar aún más un caso que ya lleva cinco años. Mientras tanto, la madre de la niña denunció que las secuelas del abuso y del proceso judicial han afectado gravemente la salud física y emocional de su hija, quien enfrenta problemas escolares y requiere tratamiento médico.

Este fallo ha generado un fuerte debate sobre la necesidad de reformar el sistema judicial para evitar procesos que, según los críticos, revictimizan a quienes más necesitan protección. El caso, que ya es emblemático en la provincia, seguirá bajo la mirada atenta de la sociedad y las organizaciones de derechos humanos.