Los residentes del asentamiento 23 de Febrero enfrentan una grave situación debido a la rotura de caños que ha provocado la formación de una laguna de agua estancada en la zona. Según los testimonios recabados en el lugar, esta situación persiste desde hace más de un mes y afecta gravemente la calidad de vida de los vecinos.
Explicaron que el problema principal es la rotura de caños que no han sido reparados a pesar de las múltiples gestiones realizadas ante las autoridades locales. El agua acumulada ha creado un entorno insalubre y peligroso, especialmente para las familias con niños y personas con discapacidad que residen en el barrio.
Gisela, una residente del lugar, contó que debido a esta situación, las camionetas de traslado que utiliza para sus tratamientos de rehabilitación no pueden ingresar hasta su domicilio, lo que le impide asistir a sus citas médicas. “Ya hemos intentado por todos los medios que arreglen los caños, pero no lo quieren hacer. Es agua limpia, pero está siendo desperdiciada mientras mucha gente no tiene agua”, declaró.
Además de la inundación, los vecinos denuncian que la falta de iluminación agrava aún más las condiciones de vida en el barrio. Las calles carecen de alumbrado público y las viviendas están rodeadas de oscuridad, lo que aumenta el riesgo de accidentes y problemas de seguridad. “Siempre la última cuadra es la más abandonada. Aquí no entra nadie, ni los políticos”, afirmó otro vecino.
La preocupación por la proliferación de enfermedades como el dengue también es alta, ya que el agua estancada podría convertirse en un criadero de mosquitos. “Vivimos en una condición horrible”, señaló uno de los residentes, quien pidió a las autoridades que intervengan de manera urgente.