Desde el estudio de grabación del pódcast People by WTF, Bill Gates lanzó una idea que puede parecer ciencia ficción, pero que empieza a rozar la realidad: la inteligencia artificial (IA), dijo, tiene el potencial de solucionar de forma definitiva la escasez global de médicos y docentes. La frase resonó con fuerza tanto en Silicon Valley como en centros de salud pública del sur global.

Durante el episodio publicado el viernes pasado, Gates afirmó que la IA está en condiciones de proporcionar conocimientos médicos y funciones educativas con una eficiencia tal que podría suplir la falta de personal humano. “La IA va a llegar y brindará IQ médico, y ya no habrá escasez”, aseguró sin rodeos.

No es una opinión al pasar. Gates, que lleva décadas invirtiendo en proyectos sanitarios en África y Asia desde su fundación, mencionó el caso de India y del continente africano, donde el acceso a médicos sigue siendo limitado. Pero también apuntó al contexto estadounidense, donde un informe de la Asociación de Facultades de Medicina proyecta un faltante de hasta 86.000 médicos para 2036.

La situación es crítica, particularmente en especialidades como geriatría, ante una población que envejece rápidamente. Y aunque pueda sonar futurista, startups de salud con foco en IA ya recaudaron miles de millones de dólares para automatizar diagnósticos, toma de notas clínicas, selección de pacientes e incluso tareas administrativas como la facturación.

En paralelo, Gates trazó un panorama similar para la educación. Según datos oficiales de EE.UU., el 86% de las escuelas públicas K-12 enfrentaron dificultades para contratar docentes en el ciclo 2023-2024. En el Reino Unido, un colegio secundario en Londres ya prueba el uso de ChatGPT y otras herramientas de IA para cumplir funciones docentes en materias clave como inglés, matemáticas y ciencias.

¿El principio del fin del trabajo humano?

La conversación fue más allá. Gates extendió su análisis a los sectores laborales tradicionales, donde cree que la IA y la robótica avanzarán sobre tareas físicas y repetitivas, como las que realizan trabajadores de fábricas, obreros de la construcción o personal de limpieza.

Empresas como Nvidia ya están desarrollando robots humanoides capaces de fregar pisos, mover cajas en depósitos o asistir en tareas logísticas, con el objetivo de reducir costos laborales y aumentar la productividad.

Gates no eludió la dimensión filosófica del asunto: “Podrás jubilarte antes, trabajar menos horas por semana. Eso requerirá casi una reformulación filosófica de cómo se debe usar el tiempo”, deslizó, planteando un futuro donde el trabajo humano sea optativo más que obligatorio.

El empresario recordó que John Maynard Keynes, en 1930, predijo que la tecnología permitiría una semana laboral de 15 horas. Pero un siglo después, la mayoría de las personas todavía trabajan 40 horas o más, y el descanso sigue siendo un privilegio.

¿Está por cambiar eso? ¿O simplemente estamos redefiniendo el trabajo sin cambiar el sistema? Gates deja la pregunta flotando, mientras la IA avanza con paso firme hacia el corazón de las profesiones humanas.