Los números en rojo dominaron las pantallas de los operadores este viernes. El Bitcoin se desplomó hasta un 7,1%, arrastrando consigo a otras criptomonedas y dejando en el aire una pregunta incómoda: ¿se acerca un nuevo invierno cripto?

Todo comenzó con un anuncio desde Washington. Donald Trump avivó las tensiones comerciales al confirmar que impondrá aranceles del 25% a Canadá y México a partir del 4 de marzo. Además, las importaciones chinas sufrirán un gravamen adicional del 10%, lo que desató la respuesta inmediata de Beijing: “todas las medidas necesarias” estarán sobre la mesa.

El efecto dominó no tardó en llegar a los mercados. Las acciones asiáticas cayeron, los futuros europeos mostraron signos de debilidad y, como era de esperarse, las criptomonedas fueron de las más afectadas. El Bitcoin, que hasta hace seis semanas tocaba su máximo histórico, ya acumula una pérdida del 27% desde entonces y más del 20% solo en febrero.

“La última vez que vimos un sentimiento como este fue en 2022”, advierte Caroline Bowler, directora de BTC Markets Pty Ltd. En aquel entonces, el mercado sufrió el colapso de gigantes como FTX, las tasas de interés se dispararon y el optimismo en torno a los activos digitales se evaporó.

Si el retroceso de Bitcoin se mantiene hasta el cierre del viernes, será su peor mes desde junio de 2022. Los inversores, que alguna vez vieron a las criptomonedas como refugios ante la incertidumbre, hoy parecen buscar seguridad en otros lugares.