La voz del sindicalismo argentino se hizo oír en Washington. En un foro de alto nivel con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, el secretario de Relaciones Internacionales de la CGT, Gerardo Martínez, expuso ante Kristalina Georgieva sus preocupaciones por la “intensidad del ajuste” en Argentina.
Desde su rol en la Confederación Sindical Internacional (CSI), Martínez señaló que el superávit primario exhibido por el Gobierno de Javier Milei se sostiene sobre una fuerte reducción del gasto público. “El equilibrio fiscal se logró con la licuación de pensiones, el recorte de obra pública y la disminución de subsidios que afectan a los sectores medios”, enfatizó.
Si bien admitió que la baja de la inflación y la estabilidad cambiaria generan expectativas en la sociedad, advirtió sobre las consecuencias en el empleo y la actividad productiva. “La flexibilización de hecho y la precarización laboral están dejando huellas profundas”, alertó.
El sindicalista también planteó una pregunta clave: “¿Cómo puede el FMI contribuir a un diálogo social efectivo, que contemple la visión de los trabajadores?”. En ese sentido, pidió evitar que el peso del ajuste recaiga sobre los sectores más vulnerables y que cualquier renegociación futura garantice desarrollo con justicia social.
Desde el FMI, en varias oportunidades se ha señalado la necesidad de que los costos del reordenamiento económico no recaigan desproporcionadamente sobre la clase trabajadora. Sin embargo, en Argentina, la tensión entre las metas fiscales y la realidad social sigue en aumento.