Lionel Messi se encuentra en suelo funense y con él todo el furor y el fanatismo que genera el rosarino por cada cosa que hace. El capitán pasa unos días en su casa del barrio privado Kentucky Club de Campo junto a su esposa Antonela y sus hijos Thiago, Mateo y Ciro. Después de un paseo en bicicleta, se supo que el campeón pidió unos churros. Pero toda esta historia trascendió por un curioso detalle: no le atendieron el teléfono al capitán. La anécdota contada en primera persona por la dueña del local.
Este último miércoles, Sofía, la encargada de La Churrería de Funes dialogó con Podría ser peor (Radio 2) y dio detalles sobre cómo ha sido el pedido que, probablemente, recuerde toda su vida.
“Me llegó una llamada perdida. Le mando por mensaje la carta y me responden con el pedido. Pidieron 24 churros de dulce de leche, 12 de crema pastelera y 6 de Nutella. No pidieron comunes”, contó y explicó que, hasta el momento no sabía que eran los Messi los que estaban detrás de ese WhatsApp.
“Es el country al que más caro le cobramos el envío. Salió mil pesos el envío y 9.500 los churros”, precisó.
En el mismo relato, contó cómo fue el momento que Juampi, el cadete, realizó la entrega de los 42 churros: “Cuando llega, le dice número de lote y el de la guardia le dijo que a ese lote «tenía que ir sí o sí con GPS». Cuando el cadete llega se da cuenta que efectivamente era la casa de Messi”.
“Se larga a llorar. Sale Antonela a abrirle y sigue llorando. Le preguntó si podía abrazarla y ella le dijo que sí. En ese momento pasó Messi por atrás y lo saluda”, agregó. Al consultarle si se podía sacar una foto con La Pulga, Anto le dijo que no “porque estaban con muchos familiares”. Sin embargo, Sofía contó que Mateo fue y lo abrazó.
Sobre la devolución de los churros, la respuesta de los Messi fue: “Espectaculares”. “Cuando me respondió eso dije «no necesito más nada»”, cerró.
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