Mientras el mercado suma datos negativos, el ministro de Economía, Luis Caputo, fue blanco hoy de todas las consultas en la reunión de Gabinete que encabezó el presidente Javier Milei.
Caputo buscó transmitir tranquilidad a sus pares y dijo que está todo bajo control.
Por su parte, el vocero presidencial Manuel Adorni ratificó en Casa Rosada que el Gobierno no se moverá ni un centímetro de lo que dijo Caputo.
“No vamos a devaluar, no nos vamos a mover de lo que anunció Caputo”, sostuvo Adorni.
La curiosidad llegó por la frase que usó Adorni para ratificar el rumbo: “No vamos a dar un paso atrás ni para tomar impulso“, dijo el vocero. La frases es atribuido al revolucionario cubano Fidel Castro, y la suele utilizar el presidente de México, Andrés López Obrador, dos líderes que están en las antípodas del pensamiento libertario.
Pero más allá de las frases, los datos que dio este martes el mercado, con caídas de bonos y alza del dólar blue, es que algo está haciendo mucho ruido entre quienes toman decisiones de inversión.
La sensación es que a quienes toman decisiones en el mercado ya no les alcanza con las medidas tomadas hasta ahora, y tampoco con la aprobación de la ley Bases y el paquete tributario.
El mercado esperaba una flexibilización del cepo cambiario en el segundo semestre, que no sólo no llegó, sino que Caputo pareció patear para el año próximo.
Con un riesgo país rumbo a los 1.600 puntos -se ubicó en 1.570- la desconfianza queda más que clara. Hace pocas semanas, orillaba los 1.100.
A eso se suma que los dólares financieros usados por las empresas para dolarizarse, se ubicaron en una brecha superior al 50%.
“El mercado esperaba que la fase dos incluyera alguna señal sobre las restricciones cambiarias, y eso no llegó”, dijo un analista financiero.
Otro elemento que suma ruido es la forma en que se buscará eliminar la deuda del Banco Central, traspasándola al Tesoro.
“Es casi un Plan Bonex”, dijo Orlando Ferreres, quien nunca se caracterizó por hacer declaraciones tremendistas.
Domingo Cavallo sumó su voz, al recomendar un a nueva devaluación que lleve el dólar oficial a 1.000 pesos.
“La gran diferencia entre Caputo y el mercado es que el ministro considera que al crawling peg tiene larga vida, mientras los operadores lo dan por agotado”, sostuvo un especialista que sigue el día a día de las reservas monetarias.
Tampoco ayudó que el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, haya reconocido que en el invierno se perderán entre US$ 3.000 y US$ 4.000 millones, producto de las menores liquidaciones del agro y la mayor importación de energía.
Los bonistas, además, están mirando con lupa la acumulación de divisas del Banco Central, porque se vienen fuertes vencimientos de deuda en el segundo semestre del año.
La Argentina deberá pagar US$ 5.900 millones a los bonistas entre agosto y septiembre.-
Y el 9 de julio, el Tesoro tiene pendiente el pago de un cupón de bonos en dólares por US$ 3.000 millones.
“Los bonos caen porque seguir con el cepo es negativo y hay que acumular más reservas para pagar los US$ 9.000 millones que se pagan en 2025”, consideró el economista Fernando Marull.
En este escenario, la depreciación del real brasileño suma interrogantes, porque provocará una pérdida de competitividad para los exportadores argentinos.