El eco de los disparos aún resuena cuando Patricia Bullrich toma el micrófono. En la sala de conferencias, su voz suena firme, sin titubeos. “El disparo no fue directo a la cabeza, eso no es verdad”, sentencia. Su postura es clara: la Gendarmería actuó bajo protocolo y cualquier intento de identificar al responsable es, según ella, una maniobra apresurada.

La imagen del fotógrafo Pablo Grillo, herido en plena cobertura de la marcha de los jubilados, se convirtió en símbolo del conflicto. Pero para Bullrich, el foco está en otro lado. “Quieren volver a la situación anterior, donde tenían la calle ganada”, dispara, reavivando la grieta sobre el control del espacio público y el rol de las fuerzas de seguridad.

Las versiones se cruzan. Desde la Agencia Noticias Argentinas aseguran que la ministra minimiza los hechos y apunta contra quienes –según ella– buscan “dar vuelta la realidad”. Mientras tanto, el debate sigue en las calles y en las redes, donde las imágenes del momento se multiplican y los cuestionamientos crecen.