El pasado 7 de marzo, el presidente Alberto Fernández anunció  que llegarían a la ciudad nuevos agentes federales hasta completar los 1400 efectivos trabajando en el territorio. De hecho, luego hubo un acto oficial que encabezó el ministro de Seguridad de la Nación, Aníbal Fernández y lo recibió el gobernador Omar Perotti

En un mensaje grabado desde la Olivos, el presidente confirmó que ese miércoles 8 de marzo arribarían más gendarmes –hecho que se concretó con la llegada de algunos efectivos– y también aseguró la participación de los ingenieros de las fuerzas armadas para acelerar la urbanización de los barrios populares.

Sin embargo, a diez días del anuncio, algunos medios porteños aseguran que “los militares piden que los autoricen a portar armas para defenderse. Que los efectivos asignados no se sienten cómodos siendo escoltados por las fuerzas policiales. Esta semana hubo una avanzada para conocer el territorio, pero el despliegue aún está lejano”, asegura el portal  Infobae.

“A diez días del sorpresivo anuncio, poco es lo que se ha avanzado en la implementación de la orden dictada por el Presidente en su carácter de Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas (FFAA). Y no precisamente por rebeldía o mala voluntad de funcionarios civiles y militares del área de defensa, sino más bien por la falta de precisiones operativas, logísticas y  –por sobre todo– por la ausencia de voluntad política para brindar a los efectivos militares la seguridad personal que requieren al tener prohibido portar armas por imperio de la ley de Seguridad Interior”, afirma el texto de la nota firmada por Fernando Morales.

Según menciona el autor de la nota, una alta fuente militar le explicó: “El Ejército al igual que el resto de las FFAA recibe con gusto toda orden que implique llevar ayuda a sectores vulnerables de la sociedad civil, pero la idea de mandar militares a un territorio francamente hostil a cualquier esbozo de autoridad no puede ser soslayado. Necesitamos que se marque una clara diferencia entre lo que es la intromisión militar en tareas de seguridad interior a lo que atañe a la propia protección personal de los efectivos militares. No es un planteo militar es un pedido basado en el sentido común que indica que se debe permitir al personal portar sus armas de puño exclusivamente para su propia protección”.

Si bien aún está lejano el despliegue de las tropas en la zona de operaciones, en las últimas horas una “avanzada” cívico militar arribó a Rosario para tomar contacto con autoridades locales y mensurar las tareas que se le han de encomendar a los militares.

“El miércoles un grupo de ingenieros militares y arquitectos civiles que trabajan en la dirección de Ingenieros e Infraestructura del Ejército recorrió diversos barrios rosarinos junto con funcionarios del municipio, representantes del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y el Subsecretario de Planeamiento y Coordinación Ejecutiva en Emergencias Martin Fiorenza”, detallaron a ese medio fuentes de la cartera que conduce Jorge Taiana.

“Las necesidades de las zonas visitadas son de lo más variadas, faltan cloacas, tendido eléctrico, apertura de calles, tendido de redes de agua potable, zanjeo, pavimentos. Todo es muy precario. La gente nos ha recibido de muy buena manera”, señalaron allegados a la comitiva oficial.

Y en la misma línea, agregaron: “Ahora se comenzó a trabajar en la confección de un informe de situación para que las autoridades correspondientes evalúen el alcance de las tareas, evaluamos que podemos iniciar con obras de mejoramiento de calles y algunas tareas relativas a la red de agua potable”.

Algunos funcionarios del área de Defensa consultados por ese medio destacaron que para poder llevar adelante las tareas requeridas el abordaje debe ser conjunto entre los ministerios de Defensa, Salud y Desarrollo Social. “Si bien el Ministerio de Salud no estuvo en el terreno, ha formado parte de las reuniones de coordinación previas”, comentaron.

Hasta el momento sigue siendo un misterio la manera en que se concretará la labor de los uniformados en Rosario. Todavía restan definir cuestiones elementales de logística, entre las que se cuentan, alojamiento, racionamiento del personal, viáticos, medios asignados para el traslado de la tropa, adquisición o alquiler de equipamiento específico para la tarea y, fundamentalmente, provisión de los materiales necesarios para la ejecución de las obras.

De todo el listado de pendientes que presenta la operación militar, que aún no tiene nombre, el mayor desvelo del Ministerio de Defensa es la adecuada protección del personal que eventualmente pueda llegar al terreno.

“Hablamos de un inicio de tareas, con fecha incierta, que involucrará en principio 150 efectivos, máquina vial pesada, vehículos de transporte, instalaciones sanitarias, cocinas de campaña y alojamientos. Cuando se nos dice que la Gendarmería nos custodiará hay que tener en cuenta que mantener seguros tanto al personal como a los materiales las 24 horas del día implicaría un despliegue de efectivos policiales de tal magnitud que se tornaría imposible hacerlo de manera adecuada sin sacrificar recursos que han sido destinados a la seguridad de los habitantes de Rosario”, sentenció otra fuente del Edificio Libertador.