El campo volvió a marcar el pulso de la economía argentina. En febrero, el sector agroexportador liquidó 2.181 millones de dólares, un 45% más que en el mismo mes de 2024 y un 5,2% por encima de enero. Un salto que, aunque esperado, tuvo un protagonista clave: la baja de retenciones anunciada por el gobierno de Javier Milei.
El Decreto 38/25 comenzó a regir de manera parcial en febrero, pero sus efectos recién se hicieron sentir a mediados de mes, cuando se destrabaron las reglamentaciones necesarias. La Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC) destacaron que este incentivo fiscal permitió acelerar las ventas del productor. “El crecimiento de las compras de soja a precio y a fijar durante el mes de febrero marcaron el ritmo de ventas”, señaló CIARA en un comunicado.
La historia es conocida: con reglas claras y menores impuestos, el sector agropecuario responde. Pero esta vez, el impacto trasciende el campo. La inyección de dólares le permitió al gobierno mantener su estrategia de intervención en el mercado cambiario, sosteniendo las cotizaciones de los dólares financieros en un contexto de fuerte presión sobre el peso.
El anuncio de la baja de retenciones se realizó a fines de enero, pero la implementación se demoró por ajustes normativos. Cuando finalmente entró en vigencia, el efecto fue inmediato. La liquidación del agro cobró velocidad, brindando oxígeno a las arcas estatales y reforzando la estrategia oficial de estabilización del mercado cambiario.
Con la cosecha gruesa en el horizonte y un gobierno que apuesta por la desregulación, la gran incógnita es si esta tendencia se consolidará o si se trata de un pico coyuntural. Por ahora, el campo mueve el tablero y la Casa Rosada toma aire en la batalla por el dólar.