Fernando Burlando, abogado de la familia Báez Sosa, cuestionó las recientes declaraciones de Máximo Thomsen, uno de los procesados por el asesinato del joven de 18 años ocurrido en 2020. El condenado aseguró está arrepentido de lo que sucedió e indicó que no se considera un “asesino”. Para el letrado, esas declaraciones se tratan de una estrategia para colocar a la víctima como agresor.
En una entrevista con TN, Burlando aseguró que “esta gente llora, exclusivamente por la angustia que le da entender y conocer la realidad que le toca vivir después de lo que hizo” y agregó: “Mi análisis de los dichos de Thomsen es que las verdades a medias, cuando tratan temas que tienen que ver con los valores humanos, se transforman en mentiras miserables”.
“Es un relato miserable de lo que ocurrió, deshilachado, que no tiene connotaciones de realidad desde ningún flanco. Tiene que ver con algún tipo de estrategia que podrían utilizar, pero que a esta altura, puede tener muy poco efecto”, aseguró.
Además, el representante de la familia Báez Sosa señaló que las entrevistas televisivas, luego de cuatro años y medio de lo ocurrido, se dan después de que “ni la propia Justicia los hizo hablar”, dado que “mantenían códigos muy particulares”.
En ese contexto, agregó: “Ahora, cuando se ven de frente a la realidad, empiezan los lamentos. Pero no son lamentos por Fernando, que la gente no se confunda. Este joven no llora por haber arrebatado una vida y haber dejado una familia como la dejó. Lloran por las consecuencias que les toca vivir”.
El letrado recordó también las declaraciones de los involucrados en la muerte de Fernando durante el juicio. “Así han sido sus palabras en el juicio, sus manifestaciones, apreciaciones. Ellos y su familia siempre tuvieron una postura cobarde y egoísta. Cobarde sobre el hecho, y egoísta cuando tenían que evaluar la extensión del daño que habían generado”, dijo.
En sus declaraciones, Thomsen esgrimió que dentro del boliche Le Brique nunca vio a Báez Sosa, y que una vez afuera, este les hacía burlas desde enfrente a donde estaban él y el resto de los “rugbiers”. Aseguró que no le pegó en la cabeza, pero que sí “tiró patadas”. Sobre esto, Burlando consideró que se trataba de una postura “miserable” con el objetivo de “colocar a Fernando en la posición de un agresor, pendenciero, y que buscaba pleito en un lugar”.
“Hablan de la burla, pero ellos eran los reyes del bullying en Zárate. Se cansaron de bullear y pegarle a la gente. Dicen que Fernando estaba haciendo burlas y que por eso se cruzaron y le pegaron. Hay algo que no se dan cuenta: pasaron 7 minutos desde la salida hasta la agresión, donde la fueron preparando. A Thomsen, entre dos custodios no lo podían agarrar. Está arrepentido por lo que le toca vivir y no por lo que hizo”, insistió.
En ese sentido, Burlando se remitió a las grabaciones que se usaron como pruebas durante el juicio para demostrar su punto. “Fernando estaba de espaldas cuando lo atacaron. Estaba tomando un helado”, dijo y contó que iniciará un nuevo pedido a la Justicia para rever el fallo y magnificar el crimen perpetrado por el grupo de amigos: “Esto es un homicidio doblemente calificado, por eso estamos yendo a la corte”.