Máximo Thomsen, principal acusado y condenado por el crimen a golpes de Fernando Báez Sosa en el verano de 2020 en Villa Gesell, rompió el silencio y brindó una entrevista a Telenoche (El Trece/El Tres), en la que aseguró que no se siente “un asesino” ya que jamás tuvo la intención de matar y brindó detalles de aquella noche que comprometieron a dos de sus amigos, también implicados en el hecho.

“Vengo esperando hace 4 años para contar todo y no lo pude hacer”, comenzó diciendo el ex rugbier desde la cárcel de Melchor Romero, donde cumple la pena de reclusión perpetua por su participación en la golpiza a Fernando a la salida del boliche Le Brique.

“Hice la escuela en Zárate, jugaba al rugby, entrenaba dos veces por semana y había empezado la facultad para profesor de educación física. En el verano trabajaba con mi papá, en riegos. Mi día a día era cursar. Siempre me gustó eso. Cero violencia en el rugby. Nunca tuve una tarjeta amarilla. El rugby enseña buenos valores, es todo lo opuesto. Esto no tiene nada que ver con el rugby, esto es social. Salís a la calle y hay violencia. Y la violencia siempre trae más violencia”, expresó el joven, hoy de 24 años, ante el periodista Rolando Barbano.

 

Admitió que en su ciudad, Zárate (Buenos Aires), había protagonizado algunas peleas, sobre todo “a la salida del boliche”, dijo. “Sí, me he peleado, no estoy orgulloso. Lo traté con un psicólogo y a la salida del boliche hay siempre muchas peleas”, se sinceró. Pero aseguró: “Nunca pensé que podría matar a alguien. Nunca pensás que podés matar a alguien con alguna parte de tu cuerpo”.

Sostuvo que el día del fatal desenlace en Gesell, con su grupo habían tomado mucho alcohol desde la tarde en la playa y que para él era normal salir a la noche borracho. “Era mi manera de divertirme. En ese momento me emborrachaba cuando salía. Era mi necesidad, tomaba para soltarme”, blanqueó.

Precisó que desde la tarde bebieron unas diez botellas de fernet y vodka entre los diez amigos, contenido del que “sobró muy poco” al caer la noche. Luego él fue a comprar las entradas para el boliche, relató.

“Comimos y nos organizamos para salir. Yo llegué borracho a Le Brique. Lo que me acuerdo es que estaba de espaldas a la pista. Lo vi a Matías Benicelli agarrándose la cara y me dijo que le habían pegado. Y al toque lo agarró un seguridad y lo sacó. Fernando fue el que le pegó a Benicelli. Después me enteré porque Matías estaba separando una pelea y Fernando se ve que se vio amenazado y le pegó una piña en la frente”, manifestó.

“Mis amigos se agarraron a piñas (es la pelea que filmó Lucas Pertossi). Fernando les hizo burla. Enzo le pegó la primera piña. Después me enteré que si le había pegado a Fernando. No me voy a esconder. Yo me metí en la pelea. Nunca me dejaron contar. Pero nunca tuve una intención de matarlo. Nunca lo agarré de los pelos. Entré a tirar patadas, pero no tenía noción de lo que estaba pasando. Fue Ciro (Pertossi) el que le pega la patada pero se comprobó que no llega a impactar. Siempre dijeron que fui yo, pero claramente no era”, resaltó.

 

 

Thomsen es el primero de los ocho acusados en ofrecer una entrevista, tras romper el “pacto de silencio” que tenían entre los acusados. Aunque guardó silencio durante cuatro años por recomendación de su exabogado, Hugo Tomei, ahora busca una nueva estrategia de defensa que le permita salir de prisión antes. Parte de esta estrategia consiste en hacer pública su versión de los hechos.

Después de que la Cámara de Casación ratificara en marzo las penas para los ocho acusados por el asesinato de Fernando Báez Sosa, Máximo Thomsen eligió a Francisco Oneto como su nuevo abogado con la esperanza de revertir su condena a prisión perpetua.