El fallo de la Cámara de Casación que ratifica la condena a Cristina Fernández de Kirchner impacta en el escenario político nacional, generando repercusiones que atraviesan el espectro político argentino. Este veredicto, que le impone seis años de prisión y la inhabilitación vitalicia para ejercer cargos públicos, deja abierta una serie de interrogantes y posibles movimientos estratégicos de cara a las elecciones de 2025.

Patricio Adorno, politólogo consultado sobre el tema, destacó que esta decisión judicial coloca a Fernández de Kirchner como una figura de peso dentro de la oposición, impulsando un resurgimiento de su liderazgo en un contexto en el que Javier Milei busca consolidar su poder. “Cristina Kirchner sigue siendo la dirigente más significativa del Partido Justicialista y, en muchos sectores, representa un recordatorio de lo que la ciudadanía quiso dejar atrás en las últimas elecciones”, expresó Adorno.

En paralelo, el peronismo se encuentra en un proceso de reorganización interna, especialmente en provincias como Tucumán, donde líderes locales como el gobernador Osvaldo Jaldo y el exgobernador Juan Manzur trazan sus propios caminos en la disputa por el liderazgo. La posibilidad de que surjan múltiples propuestas peronistas en el próximo año pone en relieve las divisiones y alianzas en el seno del partido.

La reacción de Fernández de Kirchner a esta sentencia judicial podría intensificar la polarización política en el país. Analistas señalan que la exmandataria podría usar esta condena como bandera, apelando al discurso de “persecución judicial” y proyectándose como una víctima de una justicia parcializada.

Finalmente, el camino de la apelación ante la Corte Suprema abre una última ventana para Cristina Kirchner. Aunque sin plazos definidos, el máximo tribunal decidirá si interviene en la causa, un movimiento que también podría marcar la relación de fuerzas entre el Gobierno de Milei y el Poder Judicial, en un contexto de presiones para nombrar nuevos jueces en la Corte.