A un año del triunfo electoral que llevó a Javier Milei y Victoria Villarruel al poder, la relación entre presidente y vicepresidenta atraviesa su momento más tenso. Durante una reciente entrevista, Milei afirmó que Villarruel no tiene participación en las decisiones clave del gobierno, ni siquiera en las reuniones de gabinete, marcando una ruptura política que sorprende por su timing y contenido.

El presidente, que atraviesa un momento de fortalecimiento político y económico, fue tajante al referirse a su vicepresidenta: “Está más cerca de la casta de lo que queremos estar”. Esta declaración encendió alarmas en la arena política, dejando entrever una desconexión evidente en la dupla gobernante.

Tensiones políticas y proyecciones a futuro

Analistas políticos interpretan este quiebre como un movimiento estratégico de Milei para consolidar su liderazgo y despejar tensiones internas en medio de una oposición fragmentada. Villarruel, quien había sido clave en la articulación parlamentaria del oficialismo, enfrenta ahora críticas desde la Casa Rosada por su supuesta autonomía en el Senado, especialmente tras establecer acuerdos con sectores peronistas.

El distanciamiento también refleja un posible reposicionamiento de Villarruel, quien ya mostró señales de buscar un armado político más allá de la gestión actual. En este contexto, su liderazgo dentro del Partido Demócrata y las recientes visitas a gobernadores y figuras de peso como Mauricio Macri generan especulaciones sobre sus aspiraciones para 2027.

El Congreso como terreno de disputa

En el corto plazo, el gobierno enfrenta desafíos cruciales en el Congreso. Con solo seis senadores propios, la gestión de Villarruel fue fundamental para avanzar en temas clave, pero las tensiones internas podrían complicar la defensa del Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que permite a Luis Caputo renegociar la deuda externa sin pasar por el Legislativo.

El distanciamiento entre Milei y Villarruel no solo reconfigura la dinámica interna del oficialismo, sino que también abre interrogantes sobre el futuro político de la vicepresidenta y su rol en un escenario donde las alianzas serán determinantes para la gobernabilidad.