La sintonía entre Javier Milei y Donald Trump dejó de ser un guiño ideológico para transformarse en una posibilidad concreta de alianza económica. En una conferencia de prensa en la Casa Blanca, el presidente de Estados Unidos aseguró este lunes que consideraría firmar un acuerdo de libre comercio con Argentina, marcando un hito en la relación bilateral. Además, elogió sin reservas al mandatario libertario, afirmando que “está haciendo un gran trabajo, está haciendo un trabajo fantástico. Resucitó al país del olvido”.

El respaldo de Trump llega en un momento clave para el Gobierno argentino, que en su primer año de gestión apostó por un alineamiento automático con Washington. Aunque los postulados proteccionistas del flamante mandatario estadounidense distan del ideal libertario de Milei, la Casa Rosada ve en esta relación una oportunidad para avanzar en dos frentes prioritarios: el apoyo ante el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la firma de un tratado de libre comercio (TLC).

En el primero de los casos, la estrategia es evidente. Estados Unidos es el actor más influyente dentro del organismo y, en la práctica, tiene poder de veto. Argentina busca fondos frescos que le permitan sobrellevar su delicada situación financiera, más allá de los casi u$s45.000 millones que ya adeuda. Un gesto de la administración Trump en ese sentido podría ser decisivo para destrabar negociaciones.

El segundo punto –un eventual TLC– está atado a las restricciones del Mercosur, un bloque que Milei ha criticado abiertamente. No obstante, durante su reciente visita a Washington para participar en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), el presidente argentino adelantó que Argentina será la primera nación en sumarse a la política de reciprocidad comercial impulsada por Trump. Además, sostuvo que si no fuera por las regulaciones del bloque sudamericano, ya estaría negociando un acuerdo comercial con Estados Unidos.

Para Milei, el camino es claro. Como afirmó en su gira por EE.UU., un tratado de libre comercio entre ambas naciones “debió haberse firmado hace 19 años”. Ahora, con Trump nuevamente en el poder, la Casa Rosada se ilusiona con convertir el respaldo político en beneficios económicos concretos.