Investigadores del Inta Salta, el Ministerio de Salud Pública de la provincia (MSP) y la Universidad Nacional de Salta (UNSa) constituyeron el Convenio de Cooperación Técnica para “la producción asociada y distribución intraprovincial de biocontroladores para ser utilizados exclusivamente en el control de insectos vectores del dengue, chikungunya y zika”, se informó hoy.
Los biocontroladores son organismos vivos (hongos, bacterias, virus) capaces de repeler, matar o inhibir el desarrollo de insectos, ácaros, gasterópodos, nematodos y patógenos.
La estrategia de utilizarlos para controlar enfermedades como el dengue, chikungunya, zika y fiebre amarilla se debe a que reduce costos, aumenta la eficiencia y no tiene impacto ambiental.
En Salta, la situación sanitaria reportada por el Ministerio de Salud Pública de la provincia indicó el incremento de enfermedades virales transmitidas por la picadura del mosquito del género Aedes, tales como dengue, chikungunya, zika y fiebre amarilla.
A raíz de esta problemática, el Inta Salta, el Ministerio de Salud provincial y la Universidad Nacional de Salta (UNSa), constituyeron el convenio para “la producción asociada y distribución intraprovincial de biocontroladores, para ser utilizados exclusivamente en el control de insectos vectores de esas enfermedades”, señaló Guadalupe Mercado Cárdenas, investigadora del Inta Salta.
En el marco de este convenio, el Inta aportó su know how sobre cepas de Bacillus thuringiensis var israelensis (BTi) y se realizó la transferencia de las mismas desde el Instituto de Microbiología y Zoología Agrícola del INTA Castelar (IMyZA) al Inta Salta.
A partir del trabajo realizado por el Instituto de Microbiología y Zoología Agrícola, que produjo un biolarvicida destinado al control del mosquito transmisor del dengue, el responsable del Laboratorio de Insumos Bacterianos e investigador del Inta, Diego Sauka, aseguró que es posible “avanzar en la transferencia para el desarrollo con éxito de una formulación líquida”.
“Contar con una cepa de efectividad probada le permitió al personal científico-técnico del Convenio avanzar rápidamente en los objetivos planteados”, precisó Mercado Cárdenas.
Y agregó: “en los primeros años se logró la optimización de protocolo de producción de biomasa (PB) a través de un medio de cultivo con materia prima económica y fácilmente disponible”.
Asimismo, cabe destacar que el biolarvicida se fumiga sobre los cuerpos de agua donde crece la larva del mosquito.
“La larva filtra el agua para alimentarse e ingiere las proteínas insecticidas que produce la bacteria y que actúan a nivel del intestino del insecto: se produce un daño en las células, la larva no puede seguir alimentándose y muere a las pocas horas”, explicó Sauka.
Por otro lado, el avance y las gestiones realizadas en el marco del convenio, permitieron la instalación del Laboratorio de investigación y producción de Biocontroladores en un edificio del Ministerio de Salud Pública, con equipamientos adquiridos por convenio y otros brindados en comodatos por el Inta.
Desde el MSP se trabajó en el ajuste de dosis en pozos ciegos, logrando una efectividad de control del 97 % de las larvas.
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